martes, 4 de diciembre de 2012

...democracia participativa...


En estos momentos de descrédito de la clase política muchas voces claman por una mayor participación del pueblo, en el que reside la soberanía nacional y del que emanan los poderes del estado, en la toma de decisiones que afectan al mismo. ¿Cómo podría fomentarse esta participación política de una forma eficiente más allá de votar cada cuatro años un programa concebido para no cumplirse?
En primer lugar creo necesario cambiar el sistema electoral actual sustituyéndolo por uno mucho más justo y objetivo, el aplausómetro. En la plaza del ayuntamiento de la capital de provincia correspondiente a la circunscripción electoral cada candidato expondría su programa y realizaría una prueba de habilidad. el pueblo soberano mostraría  a través de su fervor su  elección. Eso si, para fomentar la mayor participación ciudadana debe hacerse  en plazas donde se haya verificado la capacidad por convocantes de manifestaciones, tienen más capacidad que aquellas en que esta verificación se ha realizado por la policía o alguna delegación de gobierno, no hay color.
En segundo lugar, inspirados en la riqueza cultural de los reality shows, cada semana, y vía sms por supuesto, los ciudadanos elegirían a un diputado para que abandone la cámara baja de tal modo que se verían  obligados sus señorías a un mayor esfuerzo por satisfacer los deseos de los votantes. Por ello mismo la totalidad de las sesiones de las cortes deberían retransmitirse por televisión y en la parte inferior de la pantalla reproducir los sms que envíen los ciudadanos. Los diputados expulsados, en vez de tener que pagarles pensiones vitalicias, podrían obtener una cuantiosa remuneración mediante apariciones en Telecinco.
La elección de los distintos asesores personales de los cargos políticos se realizaría a través de mecanismos que garanticen los criterios de publicidad, objetividad y mérito, por ejemplo, mediante concursos de “cucañas”, donde el ganador en vez de encontrar un fabuloso jamón en el extremo del palo engrasado se encontraría con un fantástico despacho que no tendría que pisar para nada durante 4 años.
Por último, la monarquía tendría un carácter rotatorio. El premio gordo de la lotería consistiría en ser el Jefe del Estado durante un año y hasta las navidades siguientes, y por supuesto el sorteo del niño el príncipe de Asturias.

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